Madre, multicampeona, psicóloga social, soñadora compulsiva. Esos son algunos de los títulos que porta con orgullo Yesica Bopp, la boxeadora que brilla en el ring al ritmo de la humildad y el trabajo constante; y que estuvo en la provincia para presentar su libro.

“La Novia del Boxeo” es el título una biografía escrita por Yesica Palmetta, que acompañó a Bopp en la presentación. La obra narra el detrás de escena de la vida de la campeona. “Detrás de los éxitos hay toda una construcción de trabajo, esfuerzo y dedicación”, asegura Bopp.

Esos éxitos deportivos parecen llevar implícita la receta del esfuerzo y la dedicación, que ella no sólo confirma, sino que pregona de manera constante. “El boxeo me llevó a cumplir mis sueños, con metas cortas, a mediano y largo plazo. Hay que intentar dejar de estar en lo ordinario para pensar y llegar a lo extraordinario”, dice con firmeza “Tuti”.

Palmetta, la autora de la biografía, explica el porqué de este libro. “Lo que más me interesaba mostrar de ella era su mentalidad. Quería hurgar y desnudar esa mente campeona que la hizo llegar a lo más alto. Creo que desde ahí logra transmitir la inspiración para otros. Esa fue mi base fundamental”, comenta.

Una mentalidad y una templanza que hicieron que Bopp esquive los “guantes” que la vida le lanzaba a cada segundo. “Mi papá estuvo enfermo por las drogas y el alcohol. Tenía el ejemplo bien de cerca y sabía que tenía dos caminos: o repetía eso o lo reparaba”, explica Bopp, con una mueca que refleja la conmoción por ese recuerdo. “Fui consciente y entendí que quería plenitud y felicidad; hice bien en elegir el boxeo”.

Fue casi sin querer como el boxeo llegó a su destino y fue también, un amor a primera vista. “La primera vez, fui a un gimnasio y vi más allá que boxeo en sí… No fui a que me pegaran o a pegar. Vi otras cosas: compañerismo, lo familiar; vi que organizaban eventos, que había un equipo, gente que contenía”, explica sobre sus inicios como “La Novia del Boxeo”.

Más allá de su enamoramiento del pugilismo, Yesica se permite hacer una recomendación. “Sea el boxeo u otro deporte, aconsejo a que practiquen. Así pueden ir descubriendo cuál es su ideal de vida, por qué quieren crecer, para donde quieren ir. Yo no soy ninguna marciana, me enfoqué en el boxeo con mucho amor y ahí fui viendo los resultados”, dice la nacida en Wilde, provincia de Buenos Aires.

Todas las peleas le dejaron algo de enseñanza, pero hubo una que es recuerdo perenne. “Fue cuando peleé por el título Mosca en Río Grande, contra Daniela Bermúdez, en 2014. La nombro siempre porque fue de una gran exigencia, porque subí de categoría y ella bajó una. Ahí pude demostrar todo lo que es mi boxeo, no me quedó nada para dar”, relata.

Más allá del deporte, Yesica realiza una tarea social permanente y busca ayudar a los jóvenes. “Me encanta ayudar en lo que pueda. Tienen que tener en claro sus sueños y el motor que lo va a llevar a cumplir sus sueños. Si no están encaminados y quieren cambiar hay que enfocarse en algo”, afirma, a la vez que agrega una lucha fundamental que encara desde que se inició en el boxeo. “Sabemos que la bolsa de premios que cobran los hombres es mucho más jugosa. La situación está totalmente desnivelada, no ganamos lo mismo”, dice.

Sus inicios no fueron fáciles. Tuvo que luchar contra los prejuicios y el qué dirán. Hacerse un lugar en un “deporte de hombres” fue todo un tema. “Por eso seguimos luchando socialmente para que se abran más puertas. Queremos que el boxeo femenino sea más valorado”, dice.

Esta función social fue la que completó la vida personal de Yesica. Después de consagrarse en varias oportunidades, sabía que algo le faltaba. “Soy campeona del mundo, llegué a lo máximo. ¿Qué me queda?”, se preguntó una vez. “Comencé a estudiar psicología social; me mostraron la carrera y me encantó. También quizás, inconscientemente, fue ahí donde me surgió ser mamá y al año quedé embarazada. Entonces, aproveché para llevar a cabo mis estudios y para poder trabajar la parte social”, enumera orgullosa.

Bopp llegó a la cima del éxito deportivo y pudo sortear con creces todos los contratiempos. Luego de saborear las mieles del éxito pudo manejar y mantenerse con inteligencia en la vida terrenal. Así evitó el knockout que se dan en ocasiones después de los triunfos. “Fue gracias a mi preparación. Logré capacitarme y no quedarme sólo con ser la campeona del mundo. Siempre aposté a seguir creciendo como persona, a equilibrar lo personal con lo profesional”, sentencia Bopp, “La Novia del Boxeo”, la campeona de la vida, la mujer todopoderosa.